viernes, 24 de febrero de 2012

LABERINTO


agradecemos el permiso y la colaboración del autor  del dibujo original: Amir Al Zubi

viernes, 3 de febrero de 2012

Los niños en compañía del Profeta Muhammad (sala Allah alaihi wasalam)






Los niños en compañía del Profeta Muhammad (sala Allah alaihi wasalam)

El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, era cariñoso y amoroso con la gente, trataba bien a todo mundo y deseaba para todos el bien. Su comportamiento era tan noble que se le tomaba siempre como ejemplo. Al-lah, Altísimo sea, lo Enaltece Diciendo: {Ciertamente eres de una naturaleza y moral grandiosas} [Corán, 68:4]



Los niños no podían ser la excepción, es bien sabido que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, era muy cariñoso con ellos, los alzaba, besaba e incluso lloraba cuando se iban lejos de él. Además, aconsejaba a sus seguidores que fueran amorosos con los niños, que les dieran buenos nombres, y les dieran la mejor educación posible. En cuanto a los niños, ellos amaban al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, tanto así que muchos de ellos prefería vivir con él en vez de con sus padres, como Zaid Ibn Harizah.


Desde el comienzo de la divulgación islámica, muchos niños y jóvenes se destacaron en la vida del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, ’Ali Ibn Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, aceptó el Islam cuando tenía 10 años, Zaid Ibn Zabit era uno de los escribas del Corán siendo apenas un niño y Anas Ibn Malik era su colaborador y confidente, lo acompañó desde que tenía 10 años de edad.


La educación que les impartió el Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, a los niños, hizo que fueran hombres ejemplares que guiaron a la Ummah islámica, brillaron por su conocimiento e incluso algunos fueron Califas. A continuación citaremos aspectos importantes de la vida de algunos de ellos:


· ’Ali Ibn Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él:


’Ali era el primo del Profeta Muhammad, sallallahu a’laihi wa sallam, su padre, Abu Talib, tenía una gran familia, pero su condición económica no era la mejor, así que desde pequeño vivió con el Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, en su casa, para ayudar a su tío de alguna forma. El vivir con el Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, le permitió ser uno de las tres primeras personas en aceptar el mensaje de Al-lah.


Desde su niñez se destaco por su valentía, en la noche en la que Al-lah le ordenó a Su Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, que emigrara a Medina, ‘Ali, que Al-lah esté complacido con él, se acostó en la cama del Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, para despistar a quienes habían pactado matarlo y lo esperaban afuera de su casa. A ‘Ali, que Al-lah esté complacido con él, no le acobardó el saber que si ellos, los asesinos, hubiesen entrado a la casa, lo hubiesen matado a él pensando que era el Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam. Además lucho junto con el Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, en la batalla de Uhud y en la del Jandaq (el foso), en esta última, quedó más que demostrado su coraje al enfrentarse al más famoso guerrero árabe, ’Amru Ibn ’Abdud, al que venció, por supuesto. En la batalla de Jaibar el Enviado de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, le pasó el estandarte de los musulmanes y dijo: “Le daré el estandarte a un hombre que ama a Al-lah y a Su Profeta, y al que Al-lah y Su Profeta Aman” [Ahmad]


‘Ali Ibn Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, se distinguió también por su elocuencia y retórica, por su conocimiento del Corán y la Sunnah del Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam; fue uno de los diez a los que el Profeta Muhammad, sallallahu a’laihi wa sallam, les anunció que entrarían al paraíso, se casó con Fátima, la hija del Profeta, que Al-lah esté complacido con ella, con quien tuvo a Al Hasan y Al Husain, que Al-lah esté complacido con ellos dos. Lo escogieron como Califa luego de ‘Uzman Ibn ’Affan, que Al-lah esté complacido con él, su mandato duró cuatro años, e igual que sus dos predecesores fue asesinado, en el año 40 de la Hégira.


· Usamah Ibn Zaid, que Al-lah esté complacido con él:


Nació en la Meca cuatro años después del inicio de la revelación, fue criado en el seno del Islam, así que nunca adoró a otro más que Al-lah. Se crió en la casa del Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, pues allí vivía su padre, Zaid Ibn Harizah, quien fue uno de los primeros en aceptar el Islam.


Desde pequeño fue conocido por sus virtudes de jinete, valor y determinación en la lucha por la causa de Al-lah. A los 14 años, se alistó para pelear junto con el Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, en la Batalla de Uhud, pero por su corta edad le pidió que regresara a su casa. Presenció la Batalla del Foso siendo ya mayor, luchó en la Batalla de Mu’tah junto su padre, quien era el comandante del ejército y murió en el campo de batalla.


Cuando tenía 18 años, el Profeta Muhammad, sallallahu a’laihi wa sallam, lo nombró comandante del ejército que se dirigiría hacia Sham (Siria, Líbano, Palestina y Jordania); el cual estaba compuesto por grandes hombres de los Sahabah, de los Muhayirin y de los Ansar, pero este ejército salió después de la muerte del Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, y regresó con gloria y victoria.


El Enviado de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, lo amaba como amaba a su padre, al punto que lo consideraba como parte de su familia, esto es evidente en el relato que señala que el Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, lo tomó junto con el Hasan, su nieto, y dijo: “Oh Al-lah, Ámalos, pues yo los amo” [Al Bujari]. Usamah, que Al-lah esté complacido con él, murió en el año 45 de la Hégira.



· ’Abdul-lah Ibn ’Umar Ibn Al Jattab, que Al-lah esté complacido con él:


Aceptó el Islam junto con su padre, ‘Umar Ibn Al Jat-tab, que Al-lah esté complacido con él, cuando apenas era un niño. En el año sexto del inicio de la revelación del Corán. Emigró a Medina antes que su padre.


Creció en un hogar y sociedad virtuosa. Valiente por naturaleza, quiso luchar junto con el Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, sin embargo él, sallallahu a’laihi wa sallam, le ordenaba que regresara a su casa junto con los de su misma edad, porque eran muy niños. Cuando era ya un poco más grande, participó en la Batalla de Al Jandaq (el Foso), en la de Mu’tah, la de Yarmuk e hizo parte de la campaña que liberó a Egipto.


Ibn ‘Umar, que Al-lah esté complacido con él, sobresalió por ser uno de los Sahabah (seguidores del Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam) que más se apegaba a la practica de la Sunnnah, y por la cantidad de relatos que trasmitió sobre los dichos, hechos y aprobaciones del Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, murió en el año 73 de la Hégira.


· ‘Abdul-lah Ibn ’Abbas, que Al-lah esté complacido con él:


‘Abdul-lah Ibn ’Abbas, que Al-lah esté complacido con él, es primo del Profeta Muhammad, sallallahu a’laihi wa sallam, nació en la Meca tres años antes de la Hégira, y emigró en compañía de su padre en el octavo año de la era islámica. Siguió al Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, muy de cerca durante dos años seguidos, lo que le permitió trasmitir muchos relatos de la Sunnah, uno de los más famosos es: “Estaba un día detrás del Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, y me dijo: ‘¡Muchacho, te enseñaré unas palabras!: Protege a Al-lah (Su Din) obedeciendo sus mandatos y alejándote de sus prohibiciones y Él te protegerá; protege a Al-lah y siempre estará contigo; y si pides ayuda, pídesela a Al-lah. Y debes saber que si toda la gente se reuniera para beneficiarte en algo, no te beneficiarían en nada que no hubiese decretado Al-lah para ti; y si se reunieran para perjudicarte en algo, no te perjudicarían en nada que no hubiese decretado Al-lah para ti. Pues ya está todo escrito’.”[At-Tirmidhi]


Desde pequeño se interesó por aprender todo lo que le fuera posible, su inteligencia y buen comportamiento eran notables, tanto, que el mismo Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, le pidió a Al-lah que le diera a Ibn ’Abbas sabiduría y entendimiento. Tras la muerte del Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, se inició su viaje en búsqueda de la sabiduría y el conocimiento, con apenas 13 años de edad, fue pupilo de los más grandes y reconocidos Sahabah; lo que le convirtió en un destacado Alfaquí siendo aún joven. ‘Umar Ibn Al Jattab, que Al-lah esté complacido con él, le consultaba antes de tomar decisiones transcendentales para la Ummah, siempre estaba a su lado junto con los más sabios de los Sahabah y le decía: “Tu sabes cosas que nosotros no”


Por sus virtudes y conocimiento fue apodado con varios nombres, entre ellos: Hibr Al Ummah (el sabio de la Ummah) y Turyuman Al Qur’an (el intérprete del Corán). Murió en el año 68 de la Hégira.


· Zaid Ibn Zabit, que Al-lah esté complacido con él:


Aceptó el Islam a los 11 años de edad cuando el Profeta Muhammad, sallallahu a’laihi wa sallam, emigró a Medina. Desde pequeño se distinguía por seriedad en la búsqueda del conocimiento, su osadía, valentía y firmeza en la defensa de la Religión de Al-lah. Quiso participar en la Batalla de Badr y Uhud, pero por su edad, el Enviado de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, le pidió que regresara a su casa, como a todos los demás niños que igual que él quisieron formar parte del ejército islámico. Al Jandaq (el Foso) fue la primera batalla en la que luchó.


Acompañó al Profeta Muhammad, sallallahu a’laihi wa sallam, desde su llegada a Medina. Era brillante, tanto, que su familia lo presentó ante el Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, diciéndole: “Este niño se sabe 17 Suras de las que te han sido reveladas” El Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, quedó tan impresionado, que cada vez que Al-lah le revelaba algo, pedía que le trajeran a Zaid para que lo registrara. Además le solicito que aprendiera el idioma siriaco (un dialecto del arameo), lengua que usaban los judíos de Medina, para que se encargará de escribirles todo lo que el Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, quería decirles. Zaid en poco tiempo aprendió este idioma siguiendo las instrucciones del Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam.


Cuando murió el Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, le encargó la tarea de escribir el Corán en un texto unificado. Como era de esperarse, Zaid cumplió con su misión asegurando que el mensaje que Al-lah Reveló a su Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, llegara a nosotros intacto. Murió en el año 45 de la Hégira. El día de su muerte, Abu Hurairah dijo: “Murió el mejor de esta Ummah, quiera Al-lah que Ibn ’Abbas sea su sucesor”


· Anas Ibn Malik, que Al-lah esté complacido con él:


Nació diez años antes de la Hégira. Desde que el Enviado de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, emigró a Medina, él se dedicó a servirle hasta el día de su muerte, sallallahu a’laihi wa sallam, dijo Anas, que Al-lah esté complacido con él: “serví al Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, diez años, tiempo durante el cual nunca me maltrató, ni me insulto o frunció su ceño ante mi”. Cumplió fielmente con la primera condición que le estableció el Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam: guardar sus secretos; pues nadie fue capaz de convencerlo de revelar alguno de ellos, por más que lo intentara.


Desde niño fue educado por el Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, por esta razón vemos que su conocimiento es muy grande y su comportamiento similar al del Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam. Además esto le permitió ser uno de los Sahabah que más relatos trasmitió del Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, más de mil, por tal razón se hizo acreedor al sobrenombre de: “Narrador del Islam”.


Acompañó al Enviado de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, en importantes situaciones y acontecimientos tales como: El Pacto de Al Hudaibiah, la Liberación de la Meca, las Batallas de Hunain y Jaibar. Su vida fue larga, a tal punto que muchos afirman que fue uno de los últimos de los Sahabah en morir, según se sabe murió en el año 91 de la Hégira.


· Al Hasan Ibn ‘Ali, que Al-lah esté complacido con él:


Hijo de ‘Ali Ibn Abi Talib y Fátima, la hija del Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam. Nació en Ramadán en el año 3 de la Hégira, fue educado bajo la atención del mismo Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, a quien le gustaba alzarlo, consentirlo y jugar mucho con él y su hermano Al Husain.


Se relató que un día, mientras que el Enviado de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, estaba en el mimbar haciendo el sermón, vio a sus dos nietos caminar entre la gente casi cayéndose, bajó, los alzó y subió nuevamente, luego dijo: “Al verlos cómo caminaban, no me aguante las ganas de cargarlos” [An-Nasa’i]


Era educado, generoso, elocuente y un bravo guerrero. Cuando murió su padre, la gente lo escogió como su sucesor, sin embargo el abdicó a favor de Mu’awiah, que Al-lah esté complacido con él, buscando unificar las filas de los musulmanes. Este hecho fue profetizado por el Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, quien dijo en un Hadiz transmitido por Al Bujari: “Este niño será un señor entre su gente, tal vez Al-lah lo haga mediador entre dos grupos de musulmanes”


Vivió en Medina con el respeto de la gente por sus grandes cualidades y virtudes, murió en el año 50 del la Hégira.


· Al Husain Ibn ‘Ali, que Al-lah esté complacido con él:


Nació un año después de su hermano Al Hasan, los dos fueron los seres más amados por el Profeta, sallallahu a’laihi wa sallam, de entre toda su familia, no aguantaba estar lejos de ellos, si no los veía, pedía que se los trajeran o él mismo iba a donde ellos estaban.


En muchas ocasiones se montaban en la espalda del Profeta Muhammad, sallallahu a’laihi wa sallam, incluso mientras que se encontraba en el Suyud (postrado rezando), nunca se molestaba con ellos, por el contrario esperaba a que se bajaran sin moverse, para evitar que se cayeran.


Al igual que su hermano, fue valiente y bravo guerrero, participó en varias campañas durante el periodo de ’Uzman, que Al-lah esté complacido con él, en las que se luchó en contra de los bizantinos, en el año 30 de la Hégira, combatió bajo el comando de Sa’d Ibn Abi Waqqas, que Al-lah esté complacido con él, en la Batalla de Asia y la conquista de Tabaristán.

Fuente: http://main.islamweb.net/esp/print.php?id=149880&lang=S


jueves, 2 de febrero de 2012

LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS EN EL ISLAM

Los derechos de los niños 

Ponerle un nombre al niño
 
El recién nacido tiene el derecho a que sus padres le pongan un lindo nombre con significado Islámico. El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam) dijo:
“El Día de la Resurrección serán llamados por sus nombres y por los nombres de sus padres. Por eso, elijan lindos nombres”.
Y también dijo:
“Los mejores nombres para Allâh son „Abdullâh y „Abdur-Rahmân”.
Y también lo son todos los nombres de Allâh que se utilicen con el prefijo „Abd, que hace referencia al Rububiyah (Señorío) de Allâh. También son altamente recomendados los nombres de los profetas.

Afeitar la cabeza del recién nacido
 
Es una práctica de la Sunnah el afeitar la cabeza del recién nacido y dar el peso del pelo en plata como caridad.

La Aqiqah
Es un animal que debe ser sacrificado por el recién nacido en su séptimo día. El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo: “Cada recién nacido está atado a su Aqiqah, enton-ces ofreced un animal en sacrificio por él”.
En otra versión del Hadiz, dijo:
“Sacrifiquen dos corderos si es varón y uno si es mujer”.

Cuándo se ofrece 
Las enseñanzas del Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  indican que debe ser ofrecido el séptimo día después del nacimiento del bebé. Si no es posible, entonces se debe ofrecer el día 14 o el 21. Otros opinan que si no se ofrece, queda como deuda hasta que se salde.
Los juristas islámicos estipulan que todo lo que aplica para un sacrificio común, aplica para el sacrificio de la Aqiqah en términos de edad del animal y que esté libre de defectos. Algunos eruditos dicen que también se puede ofrecer en sacrificio vacas o camellos como Aqiqah, pero no pueden ser compartidos (es decir que tengan más de un dueño o que dos personas ofrezcan un animal compartiendo los gas-tos). La carne debe ser distribuida tal como otro animal de sacrificio, es decir, una parte es para con-sumo personal, otra para regalar y la tercera para darla como caridad.

La circuncisión 
La circuncisión es cortar el prepucio del varón o raspar el clítoris de la mujer como rito religioso. El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo:
“Los derechos naturales son cinco: la circuncisión, afeitarse el pelo púbico, recortarse los bigotes, cortarse las uñas y afeitar las axilas”.
La circuncisión se aplica tanto a hombres como a mujeres de acuerdo con la tradición auténtica del Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam) , sin embargo está más enfatizado en los varones que en las mujeres. Es preferible realizarla antes de la pubertad, especialmente cuando son infantes.

La sabiduría de la circuncisión
 
Es una marca distintiva de la comunidad musulmana.
Es una parte natural de la vida y un procedimiento higiénico que trae muchos beneficios.
En su libro “Nuestra vida sexual”, el Dr. S. Rabbani menciona los siguientes beneficios de la circuncisión:
Al cortar el prepucio, uno elimina todas las secreciones que pueden causar mal olor.
Reduce potencialmente ciertos tipos de cáncer que son comunes entre quienes no han sido circuncidados. Cuando se realiza la circuncisión tempranamente, previene la incontinencia nocturna de los niños (que mojen la cama).

Los derechos físicos y espirituales del niño
 
El Islam le garantiza al niño sus derechos y los preserva. El derecho más importante tiene que ver con preservar el cuerpo y la salud del niño para que pueda alcanzar sus objetivos en la vida, y también preservar su personalidad al criarlo y educarlo para que pueda cumplir con sus obligaciones.

Los derechos prenatales
 
Cuando una madre está embarazada, es su deber evitar consumir o hacer aquello que pueda ser per-judicial para su bebé.

Derecho a la herencia 
El derecho del niño a heredar está garantizado, su parte es preservada y guardada hasta su nacimiento y lo que correspondiere a otros herederos quedará pendiente hasta que nazca. 


Derechos después del nacimiento
 
Una vez que el bebé ha nacido, aplican todas las reglas legales que garantizan sus derechos, como sus derechos de cuidado y crianza por parte de sus padres, por ejemplo: el derecho a ser amamantado, a ser acogido en la familia y a ser criado como un buen musulmán.

Enseñarles la Aqidah (creencia) correcta
 
Resguardar la Aqidah de los niños es el deber primordial de los padres. El Profeta dijo:
“Todo niño nace siendo monoteísta, pero son sus padres quienes lo convierten en judío, cristiano o idólatra”.
Si bien es cierto que los padres musulmanes no convertirán a sus hijos en cristianos o judíos, pueden ser negligentes al no darles educación islámica y de-jar que sean desviados por la influencia de los incrédulos. Los padres tendrán que rendir cuentas por esa negligencia el Día del Juicio.

La edad apropiada para darles educación islámica
 
La educación islámica es más efectiva cuando comienza a temprana edad para incentivar a los niños a rezar o a ayunar aún antes de cumplir los siete años pero sin forzarlos a hacerlo.
El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo:
“Ordénenles a sus hijos que realicen el Salât a los siete años, y reprendedlos (suavemente como un llamado de atención) a los diez años si no lo hacen, y sepárenlos en dormitorios diferentes”. A pesar de que los niños a esa edad no tienen obligaciones islámicas, es la edad más adecuada para percibir las cosas. Tampoco recibirán recompensa o castigo a esa edad y siendo responsabilidad de sus padres.

Dirigirlos en la oración implica instruirlos en cómo prepararse para el Salât, enseñándoles a realizar el Wudu y los otros prerrequisitos del Salât. Una vez que llegan a la pubertad comienzan a tener la obligación de cumplir con estos ritos religiosos que rea-lizarán fácilmente por estar ya acostumbrados de pequeños. 
Este Hadiz nos enseña a educar a los niños en etapas. En la primera etapa de comprensión, es suficiente con incentivarlos a realizar cualquier rito que puedan hacer. Al cumplir los diez años ya han alcanzado el discernimiento y han adquirido más in-formación. Además, a esta edad tienden a juntarse con sus pares parándose en el umbral de la adolescencia, que es la etapa más difícil de sus vidas don-de deben ser tratados con firmeza e inteligencia. Por eso el Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo: “y reprendedlos a los diez años si no lo hacen”, es decir que si se rehúsan a realizar el Salât deben aplicarles algún castigo. 
En este Hadiz también se define la responsabilidad de los padres de proteger a los niños de las influencias externas para que no caigan en la trampa de los deseos negativos. De los diez a los veinte años, los niños crecen más rápido física que mentalmente. Sus deseos responden a motivaciones naturales y no comprenden las consecuencias espontáneas ni son capaces de controlar sus deseos a no ser que Allâh los guarde. 
Es por esta razón que el Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  nos instruyó a se-parar los varones de las mujeres cuando cumplen diez años. Esto nos lleva a prestar atención a los siguientes puntos: 
1. Los padres deben asegurarse de que ninguno de sus hijos noten algún tipo de contacto conyugal y menos aún que los niños lo repitan. 
2. Deben separar a los varones de las mujeres de acuerdo con las enseñanzas del Profeta(salla Allahu alaihi wa sallam)
3. No se les debe permitir que vean películas o espectáculos provocativos. Si alguno de ellos llegara a ver algo semejante, sus padres deben advertirles sobre su peligro y recordarle sobre Allâh y Su castigo por ver esas cosas. 
4. Los padres deben monitorear las compañías y amigos de sus hijos. Si son de influencia negativa, deben alejarlos de ellos y ayudarlos a elegir mejor a sus amigos.

Enseñarles buenos modales 
Tanto como se le deben enseñar los actos de adora-ción rituales, se le deben enseñar buenos hábitos y costumbres hasta que se vuelvan parte de su natu-raleza.
El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo:
“Los creyentes que tienen la fe (Imân) más completa son aquellos que tienen los mejores modales”. Los buenos modales son una característica adquirida que debe ser adoptada a una edad temprana. Algunos de los buenos modales son:

1. Enseñarles a ser respetuosos y concientes de sus deberes con los padres:

La primera persona de la que un niño aprende bue-nos modales es de sus padres. Si un niño crece en un buen hogar islámico, entonces tratar respetuosamente a sus padres será algo natural para él.
Allâh dice: Tu Señor ha ordenado que no adoréis sino a Él y que seáis benévolos con vuestros padres. Si uno de ellos o ambos llegan a la vejez, no seáis insolentes con ellos y ni siquiera les digáis: ¡Uf! Y háblales con dulzura y respeto. Trátales con humildad y clemencia, y ruega: ¡Oh, Señor mío! Ten misericordia de ellos como ellos la tuvieron conmigo cuando me educaron siendo pequeño.17: 23-24

2. Enseñarles a mantener una buena relación con los parientes

Una crianza sana también implica enseñarles a los niños a mantener una buena relación con sus parientes.
Allâh dice: Adorad a Allah y no Le asociéis nada. Sed benevolentes con vuestros padres, parientes, con los huérfanos, pobres, vecinos parientes y no parientes, el compañero, el viajero insolvente y con vuestros esclavos. Allah no ama a todo arrogante jactancioso.4: 36
El cumplimiento de esta orden Divina puede alcanzarse solamente a través de una crianza sana que los haga crecer apegados a sus parientes para obedecer a Allâh.
Ya que los parientes son una extensión de la familia, fortalecer los lazos con ellos es también hacerlo con toda la familia y, a su vez, es como fortalecer a toda la comunidad para reflejar una comunidad islámica que disfruta de una estructura cohesiva. El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo:
“Los creyentes, en su amor recíproco y misericordia, son como un solo cuerpo, cuando uno de sus órganos sufre, el resto del cuerpo sufre con él”. (Muslim)

3. Inculcarles el amor fraternal

El amor fraternal y la solidaridad con los creyentes deben inculcarse en la mente de los niños y hay que enseñarles que los creyentes son hermanos en la fe. Se puede tomar como ejemplo a los predecesores piadosos, los Muhâjirin y los Ansâr, cuyo amor fraternal y altruismo están mencionados por Allâh en Su Libro.
Tener un gesto amistoso o saludar alegremente a los hermanos musulmanes genera amistad en sus corazones y refuerza el amor entre los creyentes. Esta es una característica particular que ordena Allâh, Exal-tado sea. Él describe a los creyentes al decir:
Muhammad es el Mensajero de Allah. [Los creyentes] Quienes están con él son severos con los incrédulos, pero misericordiosos entre ellos.48:29
Allâh también se dirigió al Mensajero (salla Allahu alaihi wa sallam)  con estas palabras:
Por misericordia de Allah eres compasivo con ellos. Si hubieras sido rudo y duro de corazón se habrían alejado de ti; perdónales, pide perdón por ellos y consúltales en las decisiones.3:159

4. El uso de buenas palabras

Decir buenas palabras es una forma de recordar a Allâh. Decir la verdad y abstenerse de hablar mal de otros musulmanes son buenas obras. El mejor de los musulmanes, de acuerdo con las palabras del Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam) , es aquél de cuya lengua los musulmanes se sienten a salvo.
Los padres deben hacer que los niños tomen con-ciencia de la gravedad de abusar de otros con sus palabras y hacerles saber que la lengua es un arma peligrosa y de doble filo. Es por eso que especial-mente se les debe advertir a los niños sobre su mal uso.

Advertirles sobre las habladurías y calumnias
Se les debe enseñar a los niños que las habladurías son calumnias sobre personas ausentes. El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo:
“¿Saben qué es Ghibah?” Dijeron: “Allâh y Su Mensajero saben más”. Dijo (salla Allahu alaihi wa sallam) : “Es atribuirle a tu hermano lo que le disgusta”. Le preguntaron: “¿Qué opinas si lo que digo de mi hermano es verdad?” Dijo: “Si lo que le atribuyes es verdad, entonces es un chisme, y si no es verdad, lo has calumniado”.
Namimah es hacer circular rumores entre la gente para dañar o cortar los lazos entre ellos. El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo:
“Ningún Nammâm será admitido en el Paraíso”
Ridiculizar a la gente en su presencia haciendo ges-tos malos con la cara o con las manos sin que ellos lo sepan está prohibido en el Islam.

Advertirles sobre la mentira 
Los niños deben aprender a decir la verdad y a alejarse de las mentiras, que es el hábito más detestable. El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo:
“Las señales de un hipócrita son cuatro. Quien posee estos atributos es un total hipócrita; y quien tiene alguno de ellos tiene trazos de hipocresía hasta que lo deje. Estos son: cuando habla, miente; cuan-do hace un acuerdo, lo traiciona; cuando promete algo, falta a su promesa; y cuando discute, lo hace de manera imprudente, mala y ofensiva”.
También dijo (salla Allahu alaihi wa sallam) : “La mentira conduce al Fuego Infernal y la verdad conduce al Paraíso”.
Los padres no deben considerar este acto a la ligera o pensar que es gracioso cuando los niños mienten porque más tarde les será muy fácil mentir sin el más mínimo reparo.

Abusar de otros
 
Una de las peores formas de comportarse es ridiculizar a la gente e insultarla. Si este hábito detestable no se repara durante la niñez, será muy difícil para él poder evitarlo cuando sea grande.
El Islam exhorta a cuidar nuestra lengua. El Profeta (salla Allahu alaihi wa sallam)  dijo:
“Quien guarde lo que tiene entre sus mandíbulas y lo que tiene entre sus piernas, tiene garantizado el Paraíso”.
Esto significa cuidar nuestra lengua de decir cualquier cosa que displazca a Allâh y guardar nuestras partes privadas de no cometer actos ilícitos.


FUENTE: http://www.islamhouse.com/p/385312